UN DÍA DE CINE

Un año más nuestro centro ha participado en el programa educativo Un día de Cine con la asistencia a la proyección de la película La vida de Calabacín que tuvo lugar el día 3 de febrero en el Cine Teatro el Molino de Sariñena. Ángel Gonzalvo, director del programa, planteó una serie de actividades antes y después de la película destinadas a agudizar la mirada crítica del alumnado y a despertar la curiosidad por conocer la semántica de las imágenes y el proceso de rodaje de una cinta de animación en tres dimensiones.

«La alfabetización audiovisual es hoy tan importante como lo fue en el siglo XIX la lectoescritura», advierte a FOTOGRAMAS Ángel Gonzalvo.

Cine y literatura, lenguaje fílmico y narración verbal se fusionan para sugerir un diálogo enriquecedor y humano con el espectador y estimular la alfabetización visual del alumnado.

Debate inicial sobre la película

 La película cuenta sobre la niñez de unos niños en situaciones difíciles y hostiles. Nos habla de un chico a quien su madre le puso el apodo de Calabacín. Vive con su madre  alcohólica que pasaba todo el día viendo novelas y bebiendo cervezas. Calabacín sin querer provoca un accidente a su madre y ella muere. Entonces Raymond, el policía con quien tuvo buena sintonía desde el principio,  lo llevó al orfanato, donde conoció a varios niños que tienen historias difíciles y están solos.

Los temas que aparecen son el abandono, la pérdida, la soledad, la tristeza. Todos ellos son abordados con delicadeza y esperanza. Se trata de hablar con los niños de lo complejo y violento que es el mundo y mostrarle que es posible reaccionar positivamente a las dificultades de la vida y huir a cualquier violencia en que estén envueltos.

Cada niño tiene su propia historia y ha de aprender a vivir con ella de la forma más positiva posible.

Calabacín es un niño que aprenderá a llorar para afrontar el mundo en busca de la felicidad y libertad.

En el rodaje de la película trabajaron más de 100 personas en dos años. Los personajes de los niños los hicieron intérpretes no profesionales. Los muñecos los construyeron con espuma de látex, silicona, tela y resina sobre un esqueleto articulado de metal. El director utilizó la técnica del stop-motion, que es una técnica muy exigente porque, a diferencia de la animación por ordenador, una vez has rodado la escena, no puedes corregir nada. 

AARÓN CEVALLOS y DIEGO SOLANO, alumnos de 2º de ESO

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *